Los grupos de WhatsApp echando humo, Netflix sufriendo una caída de sus servidores y las grandes telecos pidiendo un uso racional y responsable de la red. Son las consecuencias de estar aislado en 2020, en plena era de la hiperconectividad.La crisis del coronavirus ha confinado a millones de españoles en sus hogares, colocándoles en una situación de vulnerabilidad e incertidumbre desconocida hasta la fecha. Solo se puede salir por causas de fuerza mayor: trabajo, comida y salud. Nada de ocio, nada de reuniones familiares, nada de paseos.
Vivir una situación así durante muchos días «puede volver a una persona neurótica», afirma a El Independiente el experto Enrique Dans, que lleva años estudiando los efectos de la tecnología en la sociedad. «El ser humano necesita contacto, necesita sentirse libre. No es agradable la sensación de vivir enclaustrado. Y la tecnología puede quitarle cierta dureza», añade Dans, profesor de Innovación y Tecnología en el Instituto de Empresa.
Una gran paradoja
La periodista Marta García-Aller, que publica próximamente el libro Lo imprevisible, ve una «inmensa paradoja» en nuestro comportamiento actual: «Se está acelerando el uso de formatos que ya existían pero que no los usábamos de manera intensiva. Por ejemplo, las videollamadas entre miembros de una familia en la misma ciudad. Es algo tecnológicamente posible desde hace años, pero no se ha extendido hasta que echamos de menos vernos».
«Siempre se ha pensado que las vídeollamadas sustituirían a las llamadas normales, pero no ha sidoo así», agrega. «Las vídeollamdas han sustituido el contacto, el tocarse. Ahora mismo tenemos más presente que nunca lo digital, pero cada vez se hace mucho más fuerte el estruendo de la ausencia de lo presencial».
En los primeros días de confinamiento se han podido ver clases de gimnasio online, conciertos de música en Youtube como el Festival #YoMeQuedoEnCasa, clases de colegio a distancia, amigos que quedan a tomar unas «tele-cervezas», visitas virtuales a museos y curas que ofrecen sus misas en directo por las redes sociales. Muchas plataformas de vídeo, música, periodismo o revistas de ocio están abriendo sus contenidos de forma gratuita. Entretenimiento para todas las edades. El fin de semana era tal la cantidad de gente conectada a la red, que Telefónica, Orange, Vodafone, MásMóvil y Grupo Euskaltel advirtieron de una “explosión del tráfico” y lanzaron una guía para evitar colapsos ante la previsión de que la cuarentena se alargue varias semanas.
La importancia del contacto
En efecto, el ser humano no está diseñado ni preparado para vivir aislado: y estos días está encontrando en la tecnología un gran aliado para no volverse majareta. En la última semana, las redes han disparado su tráfico un 40% y el uso de la voz móvil aumenta alrededor de un 50% y un 25% en el caso de los datos. El empleo de WhatsApp se ha quintuplicado y el de Skype se ha cuadruplicado. «Todo esto está acelerando la sensación de que la presencia es mucho más importante de lo que se valoraba», comenta García-Aller. «Antes no había necesidad de vernos porque lo podíamos hacer. Y ahora pensamoos: ‘Qué suerte tienen aquellos que se pueden ver’».
«El contacto es importante para nosotros, el contacto con la información, con el resto de personas, con el trabajo», continúa el profesor Dans. «Aunque estemos aislados en casa tenemos a mano un montón de entretenimiento a nuestro alcance. Incluso puedes ponerte unas gafas de realidad virtual y experimentar otros entornos, algo que puede aliviarte buena parte del estrés. Seguro que alguien viene a decir que el exceso de pantallas es malo, pero no, ni mucho menos. Y menos en una situación así».
Con esa visión coincide Marc Vidal, autor del libro La era de la humanidad: hacia la quinta revolución industrial. «Muchas veces adoptamos la tecnología como algo malo y pensamos que ha venido para complicarnos la vida. Pero la tecnología ha mejorado nuestra existencia, ha mejorado nuestra expectativa de vida y ha mejorado la capacidad de revelarte contra una situación como esta».
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¿Cómo superaríamos una pandemia así sin Internet?
Imagínese esta misma situación hace 30 o 40 años. Encerrado en casa, sin Internet, únicamente con la radio, un par de canales de televisión y libros como entretenimiento. La mayoría de la gente no podría ni teletrabajar. «Me imagino un mundo sin Internet en una situación así de parálisis total y pienso en la radio y la tele», comenta Vidal. «Pienso en algo parecido al 23-F: me acuerdo de aquella noche con mi padre pegado al transistor y buscando novedades en la televisión».
Si esto se alarga varias semanas, va a ver un estrés brutal para empresas y personas»
«Se hubiera llevado todo por delante mucho más. El sistema productivo quedaría a cero totalmente. Sin tecnología y todo el mundo en casa sería una situación muchísimo más grave».
Por suerte, la tecnología nos permite mantener gran parte de nuestras rutinas en pleno confinamiento. «Mis clases no son idénticas, pero son igual de aprovechables y mi relación con los alumnos no ha cambiado, me ven la cara, ven mis presentaciones, participan en clase», comenta Dans. «El otro día hice un examen online, vigilando que no copiaran: activas su webcam, controlas que siempre estén delante del ordenador, que no hable con nadie, que no utilice el móvil ni los cascos…»
Vida Sana
Cómo sacar provecho al teletrabajo en un país sin cultura de la oficina en remoto
Esta crisis también está demostrando que el teletrabajo puede ser una opción de futuro para muchas empresas. «Yo analizo la pandemia del coronavirus también como una oportunidad. Deberíamos sacar provecho y aprender que se puede trabajar de manera productiva desde casa. Además, haríamos todo mucho más sostenible», indica el profesor del Instituto de Empresa.
«Sí», apunta Vidal en ese sentido, «mucha gente se va dar cuenta de que puedes tres días a la oficina en vez de cinco. Pero si esto se alarga varias semanas, va a ver un estrés brutal para empresas y personas. El teletrabajo funciona cuando hay algo que teletrabajar.
Fuente: MSN