Cuando un “match” en Tinder se convierte en la peor pesadilla

Publicado por: Manuel Abreu Ortiz - social@manuelabreuo.com

Los ciberdelincuentes llegan a todas las redes sociales y las aplicaciones de citas no son la excepción. Cómo ejecutan sus engaños, de qué manera evitar ser víctimas de las bandas internacionales y qué hacer ante un caso de estafa económica o robo de identidad.

“Viste cómo son las redes, no lo conocés, pero confías”. La afirmación de Nicolás podría ser servir de preámbulo para explicar por qué los cibercrimenes se expanden y encuentran cada vez más víctimas en las redes sociales.

“Iba todo tan bien que empecé a sospechar, así que le pedí un audio o video para comprobar su existencia; después de eso no me contestó más”. Su segunda declaración, en diálogo con Infobae, clarifica cómo pudo salir airoso de un posible de engaño en una app de citas.

Tinder es la plataforma más popular para concretar un encuentro o iniciar una relación entre usuarios (según su página oficial, genera más de 26 millones de “matches” por día). Esta intención directa de conocer a otras personas y ocasionar un contacto “estrecho” es una invitación para delincuentes que aprovechan las “defensas bajas” para, entre otros ilícitos, apropiarse de grandes sumas de dinero.

¿Cómo lo hacen? “En Tinder lo que se han visto son estafas ‘pasionales’ o ‘románticas’ en las que los criminales conquistan a sus víctimas por chat, generalmente suplantando una identidad o utilizando fotos de otra persona. Luego les dicen que les encantaría visitarla pero que están lejos y no pueden costear el pasaje; le piden plata para poder hacerlo y así terminan recibiendo una transferencia”, explica Jorge Litvin, abogado especialista en cibercrimen, a Infobae.

El método descripto es uno de los más populares y, según el autor del libro “Hackeados”, damnificados en el exterior han llegado a entregar más de 700 mil dólares. A su vez, los estafadores recurren a más variantes para delinquir. Por ejemplo, con el robo de información o ataques de phishing a través del envío de links para “verificar la identidad” del usuario o “habilitar la funcionalidad Premium de la plataforma” para interactuar desde allí.

Litvin agrega una más: “Otra modalidad muy común es que el criminal le dice a la víctima que le mandó un regalo carísimo pero que quedó retenido en Aduana o en el Correo y que para desbloquearlo hay que erogar una suma que se compromete a devolver. El encuentro nunca sucede y hecha la transferencia el criminal desaparece”.

En Tinder las víctimas son conquistadas por chat y persuadidas para realizar transferencias de dinero (Shutterstock)
En Tinder las víctimas son conquistadas por chat y persuadidas para realizar transferencias de dinero (Shutterstock)

El último “modus operandi” coincide con el caso que el periodista Sebastián Davidovsky relata en “Engaños digitales, víctimas reales”. Estela, de 50 años y divorciada, coincidió en Tinder con “James Ferguson”, un ingeniero nuclear que vivía en Boston. La farsa se tiñó con detalladas mentiras, muestras de afecto y promesas que obnubilaron a Estela. A días del ansiado encuentro en Buenos Aires, el falso perfil anunciaba el envío de un iPhone, iPad, joyas y más elementos como adelanto. Pero, según “James”, el ilusorio paquete fue bloqueado por contener dinero en su anterior. Ante su pedido (él estaba “trabajando en el exterior por lo que no podía participar de transacciones”) la mujer comenzó a hacer depósitos en Western Union a la cuenta señalada para recuperarlo. Algo que jamás pasó.

“Ese hecho trascendió y tuvo muchas víctimas argentinas; hubo varios casos internacionales similares también”, asegura Bárbara Peñaloza, Máster en Abogacía digital y Nuevas Tecnologías. “El uso de las redes e internet no conoce barreras limítrofes físicas por lo cual no es muy complejo participar remotamente desde distintos países en este tipo de delitos. Simultáneamente, hay bandas que operan interprovincialmente en nuestro país”, remarca en diálogo con Infobae.

Daniela Dupuy, a cargo de la Unidad Fiscal Especializada en Delitos y Contravenciones Informáticas de la Ciudad de Buenos Aires (UFEDyCI), agrega que los grupos pueden estar compuestos por integrantes de “Latinoamérica, Iberoamérica, Suiza, España”. “No te puedo decir concretamente de dónde. El otro día corroboramos una IP y estaba en Israel. La transnacionalidad es una de las características del cibercrimen”, subraya.

¿Es posible recuperar el dinero perdido? Peñaloza aclara: “Depende cómo se haya realizado la transacción. Distinguiría si fueron depósitos a través de Western Union, por ejemplo, o con tarjeta de crédito. En el segundo caso es más sencillo. Ahora cuando las transferencias son desde alguno de estos prestadores o de una cuenta bancaria, de un homebanking, es muy complejo recobrarlo”.

Vía | Infobae

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